ORO DE BELGRAVIA

Finca Belgravia

Donde el café es conocimiento

EL ORIGEN

Entre las montañas del valle de Pubenza, territorio ancestral del pueblo Misak, se extiende la Finca Belgravia, un espacio donde la ciencia y la tierra se encuentran para reinventar el café.

Ubicada a los pies del volcán Puracé, a solo quince minutos de Popayán, la finca respira la pureza de los vientos andinos y la fuerza del río Cauca, que corre cercano como un recordatorio del movimiento constante de la vida.
Belgravia nació en 2008 como una idea audaz: crear un centro de innovación y experimentación cafetera. Su propósito no fue solo producir, sino entender; no solo cosechar, sino aprender. Cada metro de tierra aquí es un laboratorio vivo, donde la naturaleza y la técnica dialogan para descubrir nuevas formas de alcanzar la excelencia.

EL CAMINO

Durante años, Belgravia ha sido el terreno donde la curiosidad se cultiva con el mismo cuidado que el café.

En sus 3,5 hectáreas —3 dedicadas al cultivo— crecen 21 variedades que se estudian, se prueban y se escuchan, buscando adaptarse al clima, expresar el terroir y revelar perfiles sensoriales únicos. Entre ellas destacan Sidra, Arusí, Típica, Tabí, Caturra y Maragogype, variedades que representan el presente y el futuro de la finca dentro del plan Belgravia 2025–2030, una hoja de ruta para consolidar material de excelencia (CPS) bajo el sello Belgravia – Caravela Coffee.

Aquí cada árbol tiene una razón de ser: algunos están destinados a la investigación, otros a responder contratos de cafés de alta calidad, y todos reflejan una búsqueda constante por comprender lo que hace verdaderamente especial a cada grano.


El trabajo agrícola convive con un sistema forestal nativo que protege y da equilibrio al entorno. Guayabos, guamos, cámbulos, cachingos, nogales y ocobos forman un dosel que regula la luz y preserva la humedad. Este entramado natural no es un adorno, es parte de la filosofía Belgravia: producir sin alterar, cuidar mientras se crea.

LA ESENCIA

Los cafés de Belgravia se cultivan bajo 
un principio de respeto profundo 
por el proceso.

Cada cereza madura lentamente bajo sombra viva, se fermenta de manera natural durante 24 horas y se seca completamente al sol en patios cubiertos o camas elevadas.

El resultado es una taza limpia, elegante y compleja, donde las notas florales y dulces se entrelazan con una textura sedosa, un equilibrio perfecto entre ciencia y alma.
Belgravia también funciona como banco de semillas, guardando el futuro del café en sus raíces. Cada variedad sembrada —desde la clásica Caturra hasta la delicada Gesha— representa una apuesta por la diversidad, por la sostenibilidad y por el conocimiento compartido con los caficultores de toda la región.

LA INVITACIÓN

En Casa Landino honramos a Belgravia no solo por lo que produce sino por
 lo que enseña.

Sus cafés son una invitación a descubrir que la innovación puede tener aroma a tierra mojada y sabor 
a propósito. Cada taza nacida de esta finca es una lección sobre el poder de la paciencia y la pasión.

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