MAESTRO ISRAEL HERNÁNDEZ
EL ORIGEN
En las montañas de Rioblanco, Tolima, nació Israel Hernández, hijo de una familia cafetera tradicional, humilde y profundamente creyente...
Desde los quince años, acompañaba a su padre en la finca, aprendiendo a escuchar la tierra, a leer el color del grano y a entender el tiempo invisible del café: ese que solo se mide en paciencia y esperanza. Su padre le enseñó todo —desde la fertilización hasta los secretos del beneficio—, y fue allí, entre montones de cerezas rojas y olor a sol húmedo, donde Israel comprendió que el café sería más que un sustento: su propósito.
EL CAMINO
En 2005, movido por el deseo de construir su propio destino, Israel compró un pequeño terreno en el barrio Uribe.
Frente a su parcela, una finca más grande lo hipnotizaba cada día: su belleza lo inspiraba y su sueño era un día poder trabajarla. A fuerza de disciplina, ahorro y fe, logró adquirirla. Cuando finalmente cruzó su portón, la llamó Buenos Aires —por su clima perfecto, su altitud de 1.819 metros sobre el nivel del mar, y por la promesa de prosperidad que llevaba en el aire. Hoy, quienes visitan su finca suelen intentar comprarla, pero él siempre responde con una sonrisa tranquila: 'Esta tierra no está en venta. Aquí está mi historia.
LA ESENCIA
En 2016, Israel buscó en internet cómo mejorar la calidad de su café.
Descubrió la variedad Geisha, reconocida en el mundo por su elegancia en taza, y decidió sembrar 1.200 árboles. Se capacitó, cuidó cada planta como si fuera una obra viva y entendió que el café de especialidad exige detalle, respeto y delicadeza. “Gracias al café especial he aprendido a amar más lo que hago —dice—, porque es una forma hermosa de vivir con propósito.”
Su finca Buenos Aires, de 10 hectáreas (4,5 cultivadas con las variedades Caturra, Castillo y Geisha), combina procesos tradicionales con un toque de innovación:
• Método de beneficio: lavado.
• Secado: bajo techo solar o en marquesina.
• Cosechas: principal entre enero y julio; mitaca entre agosto y diciembre.
• Certificación: Comercio Justo (FLO).
Cada detalle de su proceso refleja un compromiso silencioso con la calidad, la sostenibilidad y la fe.
LA INVITACIÓN
Hoy, Israel produce café con amor y gratitud, convencido de que cada grano habla por él ante el mundo.
Hoy, Israel produce café con amor y gratitud, convencido de que cada grano habla por él ante el mundo. Su café tiene el alma de su historia: una mezcla de esfuerzo, belleza y esperanza que se traduce en una taza limpia, luminosa y memorable.
En Casa Landino honramos su dedicación y compartimos con orgullo este café excepcional: un café nacido del sueño de un hombre que decidió escuchar la montaña y convertir su fe en sabor.
Descubre el Café de Israel Hernández, Finca Buenos Aires. Cada sorbo es un homenaje a la perseverancia, a la tierra y al arte de cultivar lo extraordinario
