ECO DEL VALLE
EL ORIGEN
En el sur profundo del Huila, allí donde el valle de Laboyos se abre entre montañas antiguas y el aire lleva el eco del río Magdalena, crece un café que guarda la memoria de la tierra.
Eco del valle, antes conocido como La Magdalena, nace en Pitalito, una región que respira historia, agua y vida. Este lugar es la puerta al Macizo Colombiano, el punto donde los Andes se bifurcan en tres cordilleras
y donde brotan los ríos que dan origen a Colombia.
Entre manantiales de montaña, bosques de robles y suelos fértiles bañados por la neblina, los cafetales de Pitalito se han convertido en el corazón cafetero del país. Aquí, la naturaleza dicta el ritmo, y el café florece con un alma propia: compleja, brillante y generosa. Desde 2004, acompañamos a esta comunidad, fortaleciendo lazos con familias que, generación tras generación, han hecho del café una forma de vida y un legado.
EL CAMINO
En Eco del valle, el café se cultiva con la misma devoción con que se cuida una herencia.
Las familias que trabajan estas tierras provienen de diferentes rincones —Huila, Cauca, Nariño y Putumayo—, pero comparten una misma raíz: el amor por el campo y la esperanza en el futuro.
Los caficultores de Pitalito aprendieron de sus mayores el arte de reconocer el grano maduro con solo mirarlo, y hoy, las nuevas generaciones aportan su curiosidad y su deseo de innovar. En sus fincas, de unas cinco hectáreas promedio, todos tienen un rol: padres, madres, hijos y abuelos trabajan juntos, compartiendo tareas, saberes y sueños.
Su búsqueda por la excelencia los llevó a adoptar variedades como Caturra, Colombia y Castillo, y más recientemente, Pink Bourbon, Gesha y Bourbon Ají, cultivadas en armonía con la sombra viva de guamos, nogales y cachingos. Acompañados por el técnico PECA, cada finca se ha convertido en un espacio de aprendizaje constante: allí se experimenta, se mejora y se protege la tierra como el más preciado patrimonio.
LA ESENCIA
El café de Eco del valle se distingue por su pureza y profundidad.
Cada cereza es recolectada a mano en su punto perfecto, luego fermentada entre 12 y 36 horas, ya sea en tanques de cerámica o en recipientes herméticos que preservan la complejidad aromática. Después de un lavado cuidadoso y un secado al sol en camas elevadas o patios parabólicos, el resultado es una taza limpia, redonda y expresiva. Sus notas recuerdan a frutas dulces, flores frescas y miel clara, con una acidez vibrante que refleja la influencia del valle y del río que le da vida. En cada sorbo, se siente el pulso del Magdalena, la quietud de los bosques y la energía de quienes lo cultivan con respeto.
LA INVITACIÓN
En Casa Landino celebramos el espíritu de Eco del valle: un café que nace donde el agua y la tierra se abrazan, y donde cada familia transforma su trabajo en arte.
Este café es un homenaje al origen y a la sabiduría que se transmite entre generaciones y al eco del valle que resuena en cada taza.
Descubre Eco del valle. Un café nacido en el corazón del Huila, donde la montaña canta y el río susurra historias de esperanza y sabor.