BRUMA ANDINA
EL ORIGEN
En el sur del Huila, donde la cordillera occidental se eleva entre quebradas cristalinas, robles centenarios y suelos volcánicos fértiles, se extiende La Serranía: una tierra que respira café.
Aquí, la montaña es herencia, cultura y sustento. Sus laderas cobijan los municipios de Pitalito, Acevedo, Palestina, Timaná y Suaza, pueblos donde se vive el café.
El clima diverso de la región —con mañanas frías, tardes templadas y lluvias generosas— crea un mosaico de microclimas que dan vida a perfiles sensoriales excepcionales. Desde hace generaciones, familias campesinas han aprendido a leer los signos del cielo y del suelo, cuidando un equilibrio entre la naturaleza y la tradición. Hoy, esa sabiduría ancestral convive con prácticas modernas que respetan la tierra y buscan la perfección en cada taza.
Fue en 2004 cuando llegamos por primera vez al sur del Huila, encontrando en estas montañas una comunidad resiliente, llena de talento y amor por el detalle. Así nació La Serranía: una alianza que honra la conservación, la sostenibilidad y la fuerza de las familias cafeteras.
EL CAMINO
Los caficultores de La Serranía son hombres y mujeres que llevan el café en la sangre.
Muchos llegaron desde Cauca, Nariño o Putumayo, atraídos por la promesa de un suelo generoso y la posibilidad de una vida mejor. Hoy, sus hijos y nietos son parte esencial del legado: jóvenes curiosos, innovadores, que han convertido las fincas familiares en verdaderos talleres de excelencia.
Cada familia trabaja unida —unos seleccionan las cerezas, otros controlan la fermentación, otros secan al Sol el resultado de semanas de paciencia—, y todos comparten una certeza: la calidad nace del cuidado.
En los últimos años, han incorporado variedades como Caturra, Colombia y Pink Bourbon, y se han aventurado a cultivar Bourbon Aji y Gesha, buscando complejidad y carácter en cada perfil.
El acompañamiento constante del técnico PECA ha impulsado su evolución: nuevas prácticas sostenibles, fermentaciones controladas, manejo responsable del agua y una mayor conciencia sobre la conservación del entorno. En La Serranía, cada finca es una escuela viva y cada productor un aprendiz eterno del café.
LA ESENCIA
El café de La Serranía es un retrato de su paisaje: luminoso, expresivo y equilibrado
Las cerezas se recolectan a mano en su punto exacto de madurez, se fermentan entre 12 y 36 horas —a veces en tanques de cerámica, a veces en recipientes herméticos— y luego se lavan con cuidado antes de secarse lentamente sobre camas elevadas o patios parabólicos.
El resultado es Bruma Andina, una taza limpia, vibrante, con acidez jugosa y dulzura persistente. Su sabor revela notas florales y frutales, con una textura redonda que recuerda al calor del Sol sobre la montaña. Cada sorbo celebra la unión entre conocimiento, paciencia y naturaleza, recordando que el café no se produce, se cultiva con alma.
LA INVITACIÓN
En Casa Landino, celebramos a los productores de La Serranía: familias que, con su trabajo y su fe, transformaron el sur del Huila en un territorio de cafés memorables.
Su historia es una lección de constancia y amor por la tierra; su café, una invitación a detener el tiempo y reconocer la belleza que existe en lo cotidiano.